Sobre mi

Sobre mí. Sobre Terapia Regresiva/Vidas Pasadas. Terapia del Alma.

Sobre mí. Sobre Terapia Regresiva/Vidas Pasadas. Terapia del Alma.

Diana Bonetti, es Médium, Terapeuta de almas.

Se recibió de Perito Mercantil, y de Maestra Especializada en Educación Infantil, en Argentina, titulación homologada en España.

En su búsqueda por alcanzar el Amor, la Verdad y la Libertad, realizó en su juventud, Cursos de Desarrollo Personal, en la Facultad de Filosofía; Curso de formación del método de Control Mental Silva, Cursos de Metafísica (Conny Méndez), Seminarios de “Dinámicas Mentales” con el Padre Horacio Moreno, “Fundación Conciencia y Ciencia Memorial Fidel y María Moreno; Cursos de Reiki,  Asistencia y ayuda de acompañamiento de almas perdidas a regresar a la luz y limpiezas de Aura. Curso de Ángeles; Profundización en energías de luz, cristales.

Desde el Año 2002, reside en España, en la actualidad en la ciudad de Alicante.

  • Se ha formado en Constelaciones Familiares con Angel de Lope Aleman, en el Olivo Zen, Madrid y en el Instituto de Brigitte Champetier de Ribes, alcanzando el Certificado de Capacidad Consteladora.
  • Obtuvo su Maestría de Reiki Tradicional Usui, certificada por la Federación Española de Reiki.
  • Facilitadora de Meditaciones Activas OSHO, formada en  Gautama Multiversity Italia.
  • Helper, en Talleres Intensivos de Tantra con Xavi Domenech.
  • Monitora  Meditaciones Bioperson, Instituto de Desarrollo y Meditación, Madrid.
  • Profesora de Yoga Integral, titulada en Prana Escuela de Yoga, Alicante, titulación reconocida por APYIA y  FEDEFY y avalada por Yoga Alliance International.
  • Maestra de Registros Akáshicos, formada con el acompañamiento de Maria Blanch, directora de la Escuela Española de Registros Akáshicos.
  • Terapeuta Terapia Regresiva/Vidas Pasadas,  formada  bajo la dirección del Dr. Juan José López Martínez, alumno del Dr. José Luis Cabouli. Especialista en el Estudio e Investigación de Estados Expandidos de Conciencia.
  • Tarot Terapéutico – Numerología – Árbol Genealógico   A. Jodorowsky e I. Sanchez

Casi 30 años de experiencia, avalan su trabajo, en el acompañamiento de los procesos de sanación del alma.

En la actualidad reside en Alicante, comparte charlas, facilita talleres, cursos, formaciones y sesiones individuales, presenciales y online, en las Terapias complementarias, mencionadas con anterioridad.

Por Diana Bonetti

Nací en febrero de 1959 en Lanús Oeste, en la Provincia de Buenos Aires, Argentina, en una madrugada calurosa, de Luna Llena.

Estaba apurada por nacer, recordaba cómo hacerlo… aún no me esperaban y decidí renacer en este plano…

Por suerte mi adorada mamá si lo sabía, y ya estaba recostada en una cama de la clínica, cuando de pronto, me vio junto a la parte interna de su pierna, a la altura de la rodilla derecha… y…  llamó a la matrona…

Cuando cursaba sala de 4 en el “Jardín de Infantes”, pasé mucho de los días en el patio, jugando y “hablando con seres invisibles”, bajo la sombra de un ceibo centenario… como no obedecía a la maestra, ella decidió que ese era un buen lugar para mí. Al terminar el año lectivo, le dijeron a mamá, que debería buscar un “colegio especial, para mi”.

Recuerdo claramente: “Mamá camina rápido, me lleva de la mano,  llora… yo no sé porque llora, no pasa nada, pienso… esa gente no sabe nada, está confundida”…

Durante los años de mi infancia, la imagen de Jesús, solía aparecerse frente a mí en los muchos momentos difíciles que se producían en mi hogar… iba hacia a él y simplemente me sentaba a su lado y una infinita sensación de amor me invadía… allí me sentía protegida.

Fui del tipo de niña, que siempre tenía algo que preguntar, curiosa y  alegre, y aún ahora en mi edad adulta, conservo esas características.

En la entrega de diplomas de mi formación en Enseñanzas de Terapia Regresiva, cuando mi maestro Juan José López Martínez, me entregó mi diploma dijo: La primera semana estaba contenta y preguntaba… la segunda semana vino muy contenta y siguió preguntando y llegó la tercera semana y seguía contenta… y preguntando… ”Diana, vos lo haces muy bien” (dijo en mi idioma).

Durante mi adolescencia, seguía intentando demostrarle a todo aquel que sentía “Como adulto peligroso”, que no podrían domesticarme, ni cambiarme… sin embargo en esa lucha de querer ser “Yo”, y no, lo que los demás esperaban de mi… me fui perdiendo de mi misma y me convertí en “la rebelde”, mote o cualidad que profesores y adultos solían ponerme.

A los 15 años falleció mi abuelo materno, me enojé con Dios, con la vida y con todo Cristo, me habían dicho que la muerte era algo malo, y yo me decía, pero…  Si mi abuelo es el más bueno de toda la familia… ¿Por que, se lo llevan a él?

Y entonces una noche, mi abuelo José, que además era mi padrino, vino a visitarme en sueños… estaba sonriente y tranquilo como siempre y entre lo mucho que me dijo, rescato: “Yo estoy muy bien, no tienes que estar enojada, estoy en un lugar mejor, quédate tranquila, se feliz”. Esa fue la primera, de la infinidad de veces que  he contactado con él.

Por esa misma época, fui con mi hermana mayor, a casa de una amiga suya, que hacía poco había perdido a su papá. Yo no sabía nada, de lo que tenían planeado hacer… Subí una escalera que conducía a la azotea, donde había una habitación y al entrar había copas de cristal, papeles y velas, conmigo seríamos unas 6 adolescentes, ellas unos 3 o 4 años mayores que yo…

Estaba expectante,  ellas comenzaron a hacer preguntas y a invocar al papá de Rosamaría, y de pronto las copas comenzaron a vibrar y algunas hasta se desplazaban sobre la mesa… cuando levanté la vista, pude ver muchas energías oscuras… eran como siluetas de humanos, como un humo, (luego sabría que eran almas perdidas y ninguna, era el papá de Rosamaría)… bajé corriendo las escaleras y me escondí en el baño, lloraba, intentaba explicarle a mi hermana, que no era bueno lo que estaban haciendo… pero ella creyó que yo era pequeña y  simplemente  me había asustado y que no debía estar con ellas, que eran grandes…

Hoy me doy cuenta, que esta circunstancia de conocer, de contactar con la luz y  con la oscuridad, con seres de otros planos, se volvería a repetir en mi vida, una, y otra, y otra vez.

Cuando mis padres,  no me dejaban hacer las cosas que hacia mi hermana mayor, les decía: “¿Y si me muero mañana?” y ellos reían… (Siempre supe que la muerte podía llegar en cualquier momento).

La frase típica de “Dios te va a castigar”, que tantas veces escuché, cuando no hacía o no me comportaba como los demás querían, recibía siempre, la misma respuesta de mi parte: “Mi Dios no castiga, ese Dios será el tuyo”.

Todo esto que les cuento,  es un mini, mini resumen, que me fue conduciendo a mucho sufrimiento, me parecía que  mientras transcurrían los años, más me acercaba a la luz y al unísono, más me perdía yo misma, de ella…

Entonces fue cuando empecé a buscar respuestas “Para mi alma en pena” como solía decir…

Por los años 90, conocí por casualidad a una vidente, que me introduciría en el camino de la percepción de contactar con almas desencarnadas, que aún permanecían, por diversos motivos en el plano terrestre. Me ayudó a despertar mi mediumnidad y a acompañar a estas almas, a regresar a la luz.

Sin embargo… años después me volvería a perder en los acontecimientos e imprevistos de la vida cotidiana… hasta comenzar a caer en una tristeza inmensa,  «Como un decirme»: ¿Qué estoy haciendo con mi vida?

Tanta tristeza, entumeció mis músculos, creo soriasis en mi piel, la tensión arterial, baja y alta casi se juntaron, la glándula tiroides se aletargaba, se perforó mi oído izquierdo,  y todo me fue llevando a lo que los médicos diagnosticaron como “Depresión”, me dieron mucha medicina, que seco mis lágrimas y calló mi voz… pero no hizo desaparecer el dolor del cuerpo… y menos aún, el gran dolor que anidaba en mi alma.

Y me recuperé, recobré mi alegría, pasaba los días meditando… también bailaba, mientras limpiaba la casa o arreglaba el jardín… leía mucho y realizaba las Meditaciones Activas de OSHO… Movimientos Sistémicos,  (de Constelaciones), Sesiones de Reiki,  y fui demostrándole a mi médico,  que me encontraba fantástica y poco a poco fui dejando la medicación…

Todo iba maravillosamente bien, nada de alrededor había cambiado, aun así, yo estaba repleta de alegría y entusiasmo y lo compartía con otros.

Y entonces sentí de pronto que nuevamente caía como en un torbellino, a toda velocidad, bajando hasta el décimo subsuelo, de la oscuridad… mis emociones se desbordaban… todo volvía a perder sentido nuevamente…

Otro acontecimiento que me causó un desgarro en el alma y mucho dolor, continúo llevándome hacia la más oscura oscuridad, para conducirme despues, hacia la más brillante e infinita  luz…

A partir de allí ya no hubo zigzag, ni marcha atrás o desvíos en el camino.

Y continúe  sanando  las  heridas del alma, dejé de ocultar y sobretodo de ocultarme a mi misma mis dones, y compartía con otras personas, todo lo que había ido recibiendo, aprendiendo, experimentando, en mi propio camino, hacia la luz del alma.

Y entonces ya fue un no parar, ya no como antes… ahora  todo iba fluyendo a más y más conciencia, a más y más amor, a más y más libertad.

En un Encuentro de Meditación, que se realizó a continuación de un Festival de Osho en Tarragona, vivencié una experiencia  muy  mística y profunda que me otorgaría una visión y un sentir, totalmente nuevo del sentido de la vida y la muerte.

Cuando estábamos realizando una Meditación Tribal, mi cuerpo cayó al suelo… yo miraba mi cuerpo desde fuera, veía como lo arrastraban de los pies desde el centro de la sala, hacia un lugar q era como un escenario… mi cuerpo no me respondía, no se movía, no respiraba, yo permanecía tranquila, escuchando todo lo que sucedía… no tenía miedo, ni sentía preocupación… Luego me contaron que estuve solo aproximadamente 7 minutos en esta situación… y que la experiencia que había vivenciado se denominaba Satori, “Vislumbre del más allá”, (En mi libro, de Terapia de Vidas Pasadas titulado “AutoRegresión” les cuento la experiencia completa y su repercusión en mi Conciencia y Misión de Vida).

Y continué formándome  en una y otras muchas Terapias complementarias, todas me aportaban más y más luz, y mi corazón se volvía cada vez más y más amoroso.

Y llegó el tiempo de profundizar en los conocimientos recibidos, y continuar compartiendo, y aprendiendo de las propias experiencias  vividas con los participantes de los encuentros, talleres, de los  pacientes y de los alumnos.

Fue entonces, cuando una alumna-amiga, Ana Jose, enfermera de profesión, no cesaba de hablarme de  una Formación en Vidas Pasadas, yo le decía que la hiciera ella, que por ahora no resonaba eso en mí…

Sin embargo algo inesperado estaba por suceder… y una vez más sin buscar… sin desear, era  la vida misma, la que me conduciría  a dar el siguiente paso…

En un viaje a Málaga, donde reside parte de mi familia,  visité a mi Maestro de Reiki, cuando fui a encender un incienso, le comenté que me costaba encenderlo porque  veía de un solo ojo… y me dijo Él: ¿Y eso?  Le respondí: Desde los 14 años que no veo por él…  Él: ¿y por qué?  Yo: No lo sé… Él: ¿Y si supieras?

Sentí que una fuerza suave y firme me ayudaba a desplomarme en el suelo, e inmediatamente entré en regresión… cuando abrí los ojos mi Maestro tenía muchas hojas desparramadas por el suelo… (Él acababa de terminar su formación en Terapia Regresiva…)

Y así fue mi primer contacto con la Terapia Regresiva, fue espontánea y natural, mi capacidad estaba a flor de piel. Fue fácil entrar, simplemente sucedió, lo reviví intensamente, lo sané, hice consciente lo inconsciente, perdoné, me perdoné, recobré energía, fue increíblemente maravilloso.

Luego de unos mese regresé a Málaga con amigas-alumnas de las terapias que yo ya compartía, Victoria, Ana Jose, Rafi, las sesiones fueron en privado, pero se nos permitió grabar. Así es que una vez en Alicante, Ana Jose me ofreció escuchar su regresión junto a ella… y así fue como conecté e hice aún más consciente mi capacidad de médium, y de leer las mentes y de percibir las emociones de los otros.

Podía sentir, ver y percibir cada regresión que escuchaba… lo mismo sucedió al escuchar la regresión de  Victoria y de Rafi.

Ya hacía unos años, cuando Carmen Molina, Consteladora Familiar y especialista en «Diseño Humano», me leyó el mío, me habló de mi capacidad innata de leer las mentes…  (Telepatía), eso me dio mucho respeto, y hasta les diría que un poco de miedo… Recuerdo que pensé: «Si sé, lo que piensan las personas, voy a sentir mucho dolor».

Sin embargo Dios, la Fuente de Energía, esperaría unos años, aguardaría a los momentos perfectos,  para que eso fuera sucediendo poco a poco, coincidiendo y  acompañando  mi propio despertar…

Cuando digo «Despertar», me refiero a ir comprendiéndolo todo, sin esfuerzo… liberándome de apegos, deseos o aversiones…

Quedando vacía… en silencio infinito, podía sentir a la humanidad en mi, sin perturbarme…

Inmediatamente, empecé a buscar  información, deseaba realizar la formación de la mano del Dr. José Luis Cabouli, pero por ese entonces la formación con él, tenía un costo muy elevado para mí. Entonces decidí conocer a uno de sus alumnos, el Dr. Juan José López Martínez, asistí a uno de sus Talleres de fin de semana, y a decir verdad, cuando le escuchaba hablar, lo notaba más científico que espiritual, sin embargo cuando lo vi realizar el primer trabajo terapéutico con uno de los asistentes, que salió sorteado, no tuve ninguna duda. Y me dije: “Con él voy a realizar esta parte de mi camino».

Y así fue, desde la primera semana, todo lo que él nos enseñaba resonaba en mí, de hecho a veces me adelantaba con “mis preguntas”, a lo que él iba a decir.

Cuando comenzaron las prácticas, fue como si siempre hubiese acompañado a las almas en el proceso regresivo, estaba tan plena…

Simplemente es que para mí, lo que decía Juanjo, era muy fácil de entender y de aplicar.

A más o menos 15 días de  regresar de la primera semana de formación intensiva, una noche sentada en mi cama, recordé que al mediodía había tenido un momento de bloqueo, miedo y angustia, emociones realmente desproporcionadas para lo que estaba sucediendo en realidad… entonces… me pregunté a mi misma: ¿Y si yo supiera?…

Y me recosté… y me di cuenta que estaba entrando en regresión (estado expandido de conciencia)… puse la grabadora del móvil que estaba en la mesita de noche… y todo sucedió, sin desearlo, sin buscarlo…

Por la mañana lo primero que hice, fue buscar “mi chuleta” y escuchar la grabación… Me había acompañado a mí misma, a mi propia alma, de forma impecable, sin saltar u olvidar un solo paso…

Le envié la grabación a mi formador el Dr. Juan José López Martínez y después de un tiempo le pregunté: Yo: tú que conoces tantas personas que han escrito libros, alumnos de Jose Luis Cabouli y tuyos y personas que trabajan con la Terapia Regresiva, ¿Conoces a alguien con esta capacidad? Juanjo: No, ni siquiera yo lo he logrado… Yo: No es un logro, es una capacidad, algo que sucede en mí, de forma natural.

Desde que tomé los conocimientos de esta maravillosa y profunda técnica no he cesado de escuchar, percibir, sentir,  y aprender  de las experiencias de mis pacientes y alumnos.

Continúo entrando en estado expandido de conciencia (regresión), de forma espontánea, sin necesidad de ser guiada por otro.

Leo, escucho, absorbo, digiero, y me expando a la luz,  con el material que circula y continúo siempre investigando, aprendiendo, evolucionando.

Recibo con infinito amor a las almas que asisten a mi consulta y a las formaciones, para que las acompañe y guíe en su trabajo terapéutico, para que las guíe en el proceso de evolución de su alma, también les enseño a acompañar a otros a sanar, les animo, a confiar en sí mismos, en su creatividad, en su conexión, en su infinita capacidad de amar.

Y así más o menos soy yo, esta Terapia me ha dado más fuerza, más luz, para ser quien realmente soy, para poder mostrarme al mundo tal cual soy,  y así poder guiar y acompañar a otros, hacia su propia fuerza y su maravillosa luz.

Especialmente quiero dar las gracias a Dios, por su infinito amor, al Universo Divino por sostenerme y guiarme siempre, a todas y a cada una de las personas que fueron apareciendo en mi camino, transmitiéndome todo lo que sabían, a mis amados padres, a mi hermana, a mis deseados y amados hijos, a mi querida amiga del alma Victoria y a todos mis alumnos y pacientes, “Todos son mis Maestros”.

Namasté, Abrazo infinito de luz.

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